martes, 14 de agosto de 2012

Inca

No es malo llorar. Alivia. Es el precio por lo vivido, lo bueno, lo malo, y lo que dejaste pasar sin disfrutarlo.
Dicen que los años son más intensos en los animales. Lo cierto es que Inca iba para veinte, una jovencita que no podía disimular los achaques. Hoy se ha marchado.
No puedo dejar de llorar, pero bueno, estoy solo en la habitación, nadie me ve. Los recuerdos me saltan las lágrimas, me es inevitable. Tampoco quiero.
Dentro de un rato daremos el último paseo. Iremos a un sitio donde fue feliz, corrió y se restregó siempre a gusto. Espero que el viento sople y en volandas la haga viajar por los prados, a las hierbas y las flores que tal  vez nunca olió, los árboles cuya sombra no pudo sentir, el tacto de la tierra y el cielo abierto que siempre saben a poco.
Que tu olfato te guíe por este nuevo camino. Adiós, como dice Tania, princesa.

Foto_de_familia_15

1 comentario:

Judy dijo...

Ánimos!, cariños, Judy